Tres motivos por los que Linux es el sistema operativo para ti

Si preguntas a alguien por sus motivos para no usar Linux , seguro que pueden darte unos cuantos: que todos los programas que tengo son para Windows, que mi ordenador ya trae otro sistema operativo preinstalado… En algunos casos estos motivos están justificados, pero también hay veces que no son más que excusas para no aprender a utilizar uno nuevo.

Por ello, hoy vamos a darte tres motivos por los que sí deberías aprender a utilizar Linux . Puede que te resulten convincentes o puede que sigas prefiriendo Windows o Mac, pero lo que pretendemos no es convencerte de nada sino mostrarte todas las opciones para que luego elijas tu sistema operativo con conocimiento de causa.

1. Código abierto: Al tratarse de un sistema operativo de código abierto, hay cientos de opciones en Linux que podemos modificar para ponerlas a nuestro gusto. Obviamente para ello es necesario tener algunos conocimientos avanzados, pero lo cierto es que merece la pena si la personalización es importante para ti (y si no lo fuera probablemente no estarías mirando este blog). Si no sabes mucho de Linux, puedes tirar de los foros y la comunidad que gira en torno a este sistema operativo, donde otros usuarios estarán encantados de echarte una mano.
2. Seguridad: Linux es uno de los sistemas operativos más seguros que existen. Gracias a su arquitectura, los ataques hacia este sistema son mucho más complicados que en Windows, por lo que las amenazas de virus son mucho menos frecuentes. Así, si bien en tu ordenador con el sistema de Microsoft navegar por Internet sin antivirus puede ser un suicidio en toda regla, si utilizas Linux es complicado que te encuentres con algún problema. De todas formas, instalar algún software que proteja un poco tu equipo tampoco está de más.
3. Estabilidad: Uno de los problemas principales con los que nos encontramos en Windows es la estabilidad de su arquitectura. Sin embargo, la de Linux es bastante más estable, por lo que podrás sacarle el máximo partido sin tener miedo a que se te quede colgado en el peor momento.