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Por qué aposté por iOS en vez de Android

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Primero que todo ya me he puesto mi chaleco antibalas y estoy preparado para resistir los disparos de fanáticos enardecidos del sistema operativo de Google, estoy preparado para ser denominado Apple fanboy , a pesar de que estoy lejos de serlo.

La pregunta sobre qué sistema operativo tendrá el próximo móvil que compremos es algo no muy recurrente, tan solo hay tres opciones grandes y sólo dos de ellas son conocidas por el usuario poco común: Android y iOS. Atrás queda Windows Phone a pesar de que ya está ganando bastante mercado y yo lo definiría como el campéon de la gama baja, pero no es demasiado conocido entre los usuarios que son poco adeptos a los teléfonos móviles.

First things first

Primero que todo aclarar mi situación, he tenido tres smartphone después de la época de revolución táctil, el primero de todos fue uno con teclas y con el sistema operativo Windows Phone 6.5 , creo que en el mercado le decían Samsung Jack; venía con teclado qwerty (teclitas) y lo denomino como un teléfono inteligente porque era capaz de tener más de una aplicación abierta e incluso utilizar el mítico administrador de tareas, compartir internet, sincronizar más de una cuenta de correo y demás. Lo disfruté bastante porque era algo nuevo para mí y tan sólo lo actualizé porque en el mercado arrasó a todos los teléfonos y se puso muy “de moda” Android y para mí eso era una propuesta seria después de todo: la cantidad de aplicaciones disponibles era desorbitante y el WP estaba quedando totalmente obsoleto, pensar que ni WhatsApp tenía.

El segundo es el puesto ganador de perdedores

El título es una ironía porque precisamente, mi segundo smartphone fue el que más me gustó. Estoy seguro que en los tiempos que lo compré, era gama alta, más bien porque tuve que pagar mucho dinero para tenerlo. Era un Motorola Atrix 4G y también era mi primer teléfono inteligente con el sistema operativo Android instalado en él. La verdad es que fue complicado aprenderlo a usar, no las funciones y menos las aplicaciones del antiguo “Android Market” si no los ajustes, eran demasiados, no estaban explicados y eso incluía también lo de los desarroladores, como buen usuario común preferí no meter la pata en eso. No había razón, con tal de escuchar buena música, usar WhatsApp y poder tener Instagram sentía que era el teléfono completo.

Pero no todo era bonito, con el paso del tiempo aprendes más y más, investigando, leyendo y preguntandote. Mi celular tenía el android denominado Gingerbread, cuando llegó cierto tiempo se quedó ahí, mientras las páginas que leía anunciaban Jelly Bean y es ahí cuando nace el primer problema.

  1. Mi equipo se quedó estancado en un sistema operativo antigüo, feo, tosco, cuando Motorola lo había declarado apto para correr Jelly Bean, la última versión. La culpa recaía en las compañías de mi país, que le importaba absolutamente nada hacer llegar la actualización a mi terminal, porque si tuvieran que hacerlo, lo harían con todos los existentes y eso no les conviene.

Yo no soy ningún tonto, así que me puse a buscar como loco cómo podía obligar a actualizar y llegué a las famosas ROM que tienen android, capaces de modificar todo el telefono si realizaba unas cosas raras que no entendía, full reset, swype , cosas así que hasta el día de hoy no las atiendo. Seguí una guía al pie de la letra y por suerte todo me funcionó correcto, había instalado Jelly Bean yo mismo en mi propio terminal, todo un winner.

Digamos que yo era un tipo virgen en lo que a los celulares se refiere, no conocía nada ese mundillo y tampoco me interesaba mucho, no era un usuario dedicado, tan solo era ese usuario más que tan solo busca estar en contacto con los amigos, hablarle a las tres de la madrugada a alguien por WhatsApp, alimentar ese “fetiche” de saber la vida de los demás. Sincero. Pero también está la otra parte, la que quería un terminal que me gustara, que cada vez que lo desbloqueara, jugara, entrara al menú me sorprendiera a gusto, porque por algo me gusta modificar las cosas de mi escritorio y también estoy escribiendo aquí en un blog sobre personalización de sistemas.

  1. Android tenía en su market aplicaciones feas, duras, que en diseño no iban a ninguna parte porque hasta el visor de imágenes tardaba el montón y no era capaz de poner un protector de pantalla sin que se viera “pixeleado”.

Para mí eso no era problema mientras fuera, en cierta medida, funcional. Pero otra vez estaba la otra parte de mí, que odiaba ese diseño poco trabajado y complejo, lleno de botones y líneas que parecían a los camionetas Monster Truck . No podía dormir así. Tampoco iba a cambiar mi terminal por detalles, por unas aplicacioncitas feas, así que me las aguanté y le agarré cariño, porque era resistente a todo hasta que… falleció, murió ahogado en mi mochila en la clase de álgebra por culpa de un jugo de piña aplastado. Hasta el día de hoy no tomo más jugo de piña en honor a él.

El tercero: LG L7

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A pesar de mi experiencia anterior seguía confiando en Android , compré un LG L7 porque me di cuenta que por mucho que pagara por un celular inteligente con el sistema operativo de Google siempre tendría algun problema, el LG L7 es considerado gama media, a pesar de su cámara de 8 megapixeles y la pantalla de 4.7 pulgadas. La verdad, como verán, luce genial por fuera pero el problema era por adentro.

  1. Cada vez que quería hacer algo, iniciar una aplicación, a los treinta minutos de uso se cerraba automáticamente, sin razón, se apagaba solo aveces y no me dejaba ni correr Subway Surfers .

Yo ni tonto, me preguntaba por qué ocurría esto y fui a preguntar a Movistar, donde lo había comprado. Me dijeron que el problema era del terminal en sí, y aunque lo cambiara seguiría así, porque venían de fábrica. Osea, estaba bien, bien jodido. Lo peor de todo es que sabía que tenían razón porque con mi terminal anterior tuve que aplicar eso de meterme a las ROM para que funcionara bien.

  1. Tenía que yo mismo, arreglar los problemas que tenía Android a pesar de tener conocimientos nulos en el SO de Google. El terminal no funcionaría bien si yo no le metiera mano.

Estaba lleno de aplicaciones basura de LG, que no servían para absolutamente nada, unos juegos que no podía desintalar y además, para el colmo, unas cosas de Movistar. Enojado, apliqué a Google para encontrar mi resultado y finalmente lo hice pero… no todo resultó como debía, al intentar hacer esas cosas raras que había hecho antes, el celular se rompió y quedó con un pantallazo amarillo de emergencia. Bajón total. Gracias a Dios lo bueno que tiene LG es un centro de ayuda, donde descargué un programa en el cual me devolvieron a su estado de fábrica mediante la conexión USB. Genial. Me quedaría con un terminal que funcionaba a medias hasta que muriera.

  1. El LG L7 venía con Jelly Bean y a pesar de ser actualizado a la versión más reciente, jamás me llegó a mí ese Upgrade. ¿Por qué? Porque a mis compañías no les convenía. Mientras más viejo el sistema, peor funciona, y más necesidad tiene la gente de comprarse un nuevo terminal.

Ustedes dirán: esas cosas solamente te suceden a tí…

Mentira. Yo conozco a una chica que tiene el Samsung Galaxy S2 que fue muy brillante en su época y hasta hoy sigue siendo útil, funcionaba mejor que los dos anteriores que tuve yo, pero por ejemplo, como la compañía no actualizó su SO, la aplicación de Instagram era incapaz de grabar videos. ¿Por qué? Porque necesitaba la versión nueva de Android, y a pesar de que su terminal no tendría problemas para poder cumplir todos los requisistos, no lo tenía. Eso le pasa a la mayoría de usuarios promedio.

¿Por qué iOS entonces?

  • Mis razones eran claras, no quería más decepciones, así que hice un cambio y le di una oportunidad al iPhone con su iOS 7. Primero porque tenía la seguridad de que el sistema era totalmente fluido, lo había comprobado. Nada que ver con mis terminales anteriores que apenas se podía tener Youtube y WhatsApp al mismo tiempo.
  • También me gustaba el hecho de que siempre se actualizara, independiente del lugar donde me encuentre. Tendría la última versión si aceptaba y si no la quería podía mantener la anterior. Tengo un amigo que aún mantiene iOS 6 en su iPhone 5 porque simplemente no le gusta el nuevo y no ha tenido ningún problema en lo absoluto. Un dato curioso es que si vas a cualquier persona que tiene un iPhone y le preguntas qué versión tiene te dirá “iOS 7” aunque sea el usuario más común del mundo, cuando llega la actualización todos la hacen porque tienen la seguridad de que viene algo nuevo. Si vas a un usuario de Android común, no tiene ideas qué carajos tiene instalado.
  • La compañía no pudo tocar mi terminal. Nada, no pudieron ni instalar el Micro SIM. Mi celular estaba libre de cualquier marca en absoluto de cualquier compañía, ya no dependía eso de ellos. Eso me gustó. Nada de basura ni de ROM mal optimizadas.
  • Las aplicaciones están de acorde al sistema. Desde los íconos hasta la interfaz, todo calza perfectamente con el sistema operativo y eso lo hace sentir bien, fresco, vivo.
  • La cantidad de cosas que hay para el terminal. Carcasas para el agua, resistentes, de cómics, hasta puedes mandar a hacer la tuya personalizada. Para el iPhone puedes encontrar las cosas más freak que hay, y eso es un plus gigante. Para los modelos anteriores que tuve no había ni un protector.

Lo único que me molestó es no poder cambiar nada, pero lo entiendo. Entiendo el sistema que tienen, que ellos crean y tu solamente usas. A pesar del Jailbreak que aún no realizo, me gusta el sistema desde ya y hay pocas cosas que cambiaría de el. Algunos dicen que no poder modificar tu terminal, laptop, lo que sea, va en contra de tu libertad personal pero yo les digo: no señores, eso no es libertad personal. La libertad personal no se compra. La libertad personal se pierde cuando uno va a la cárcel por algún delito, cuando termina en el psiquiátrico por alguna enfermedad mental o cuando expone su imagen pública a la sociedad de manera directa, es ahí cuando se pierde, para mí mi libertad personal jamás se perdería pagando 700 dólares por un terminal al cual no le puedo cambiar un ícono.

Para concluir, la elección de sistema operativos se tiene que hacer según su experiencia propia porque ya de por sí comparar técnicamente iOS con Android es bien difícil y complejo. Usa el que más te guste, mejor te funcione o más se adapte a tu diario vivir, pero nunca elijas por una marca, un logo, o la opinión popular.

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